sábado, 24 de enero de 2009

Una princesa a 20 cuadras

En la tarde de sábado
florecen masas de colores
sobre una mesa de estilo.
La vieja y su voz de niña
presentan el té.
Micky ladra los nervios de la tarde.
Ella nos cuenta
de sus 15 años su vestido
en organza rosa,
su chal y sus zapatos
plateados hasta la osadía.
Un poco más de té.
La difunta aparece sentada
como cuando era su madre.
Fijada con spray la soberbia de dama.
El yacaré en la esquina del cuento
caza el recuerdo del padre.
Completo y seco.
Embalsamado en su gloria,
últimamente rengo.
El caniche ladra otra vez.
Perturba la muerte
de un malón de indios,
una bruja,
y de esos envidiosos golpes
en la de puerta de calle,
que callan
con un poco más
de té.

1 comentario:

Graciela dijo...

Hola Mara, gracias por visitar mi gitanerío desde el Laboratorio Central! Excelente tu textualidad, precisa, elocuente.
Me gusta lo que hacés.
Abrazo,
Graciela